
La salvaje historia del Ponte dei Pugni de Venecia
Donde bandas rivales ajustan cuentas: un puñetazo cada vez
Un puente con garra
El ring de boxeo más famoso de Venecia (más o menos)

Venecia es conocida por sus impresionantes puentes, pero hay uno que tiene una reputación sin igual: el Ponte dei Pugni, o "Puente de los Puños". Situado en el barrio de Dorsoduro, este puente aparentemente ordinario tiene un pasado salvaje. Olvídate de los paseos pacíficos: antaño, este lugar era un escenario de peleas, donde dos facciones rivales, los Nicolotti y los Castellani, se daban puñetazos para resolver sus diferencias. No se trataba de simples refriegas amistosas; estamos hablando de auténticas peleas a puñetazos en los puentes de Venecia. ¿El objetivo? desequilibrar a tus oponentes y hacerlos chapotear en el canal de abajo. Lo creas o no, las autoridades de la ciudad estuvieron totalmente de acuerdo con esta tradición durante bastante tiempo, convirtiendo este puente en un campo de batalla durante siglos de rivalidades.
Facciones rivales: Nicolotti contra Castellani
De Jesolo y Eraclea a las calles de Venecia

The Nicolotti and the Castellani weren’t just brawling for sport. Their feud had roots in the ancient rivalry between the people of Jesolo and Eraclea, before they even settled in Venice. When these two groups migrated to the lagoon, they formed distinct communities within the city. The Castellani settled in the sestieri of Castello, San Marco, and Dorsoduro, while the Nicolotti lived in San Polo, Santa Croce, and Cannaregio. Their rivalry wasn’t just about geography—it became part of their identity. The Castellani proudly wore red hats and scarves, while the Nicolotti stuck to black. Even the women took part, displaying their allegiance by wearing flowers on opposite sides of their chest. Over time, these tensions spilled over into public brawls, with the Ponte dei Pugni becoming one of the most famous battlegrounds for their fights.
Luchando por el Puente
Empujar a los rivales hacia el Canal al estilo veneciano

Las peleas en el Puente de los Pugni no eran caóticas; había una estrategia. El objetivo era sencillo: empujar al canal al mayor número posible de rivales, manteniendo a tu propio equipo en el puente. Los campeones de cada facción se enfrentaban primero, y luego se unía el resto de combatientes, convirtiendo el puente en una pelea sin cuartel. Sin barandillas a las que agarrarse, el equilibrio lo era todo. La victoria no consistía sólo en saber quién pegaba más fuerte, sino en derribar hábilmente a tu oponente del estrecho puente y hacerlo caer al agua. La facción ganadora lo celebraba, mientras que la perdedora se daba un baño imprevisto y volvía a casa empapada, y probablemente un poco humillada.
Por qué terminaron las peleas
De los puños a la paz (más o menos)

El caos en el Ponte dei Pugni no podía durar eternamente. A principios del siglo XVIII, las peleas se habían vuelto más violentas, convirtiendo lo que antes era una rivalidad "juguetona" en algo mucho más peligroso. En 1705, las autoridades venecianas se hartaron y prohibieron las peleas, poniendo fin a este salvaje capítulo de la historia de la ciudad. Hoy, aunque los puñetazos ya no vuelan, aún se pueden ver las famosas huellas de piedra blanca en el puente, que marcan el lugar donde los luchadores se colocaban, listos para batirse. Es un tranquilo recuerdo del bullicioso pasado de Venecia, una época en la que resolver disputas significaba lanzarse puñetazos y, si tenías mala suerte, zambullirte en el canal.